,

Una vuelta al Ambato

La memoria y la identidad se construyen haciendo un doble ejercicio: mirar hacia atrás y hacer permanecer. Invitamos a descubrir las Sierras de Ambato: para percibir e integrar esa historia que está ahí, al alcance de todas las personas, y que forma parte de nuestra vida.  Co-crear áreas protegidas, como una manera de mantener vivo ese legado cultural, honrar los orígenes, las formas de vida y producciones actuales, junto a la conservación de los bienes naturales.

 

“Paisajes de Catamarca 

con mil distintos tonos de verde 

Un pueblito aquí, otro más allá. 

Y un camino largo que baja y se pierde.”

Rodolfo Polo Giménez

 

Esta canción -más conocida por la interpretación de Los Chalchaleros- describe la cuesta del portezuelo, sus costumbres, y un poco de la idiosincrasia catamarqueña. Suele ser lo primero que describen quienes ven Catamarca por primera vez:  los mil tonos de verde, y sus caminitos, hacen de este lugar un sitio maravilloso.

Las Sierras de Ambato se erigen en la región central de la provincia, como una columna vertebral rodeada de vida a su paso. Los matices naturales son tan diversos que parecieran muchas regiones en una: Yunga con verdes intensos, un Bosque chaqueño pintado de quebrachos y algarrobos, la Prepuna y esos cardonales antiguos que parecieran tener memoria. Montes de Sierras y Bolsones: estepas arbustivas que caen silenciosas por los valles. Los Altos Andes, ecorregión que nos conecta, mediante la vértebralidad de la cordillera a esta parte sur del mundo, con el resto de América Latina. Un crisol de ecorregiones.

Pero no solo se trata del verde y la naturaleza exhuberante: en cada uno de los rincones de las Sierras de Ambato hay historias, leyendas, formas de vida que componen un vasto patrimonio cultural.

Un reconocido antropólogo, Llorens Prats, definió al patrimonio cultural como un conjunto de bienes tangibles e intangibles, que se hallan en una cultura o en un pueblo. Desde esta perspectiva, sabemos que es posible encontrar registros, voces, costumbres y narrativas que describen el paisaje. 

El patrimonio se constituye entonces no solo como aquello que se percibe desde el entorno natural, sino también eso que sentimos o percibimos cuando contemplamos lo que nos rodea. La idea de patrimonio también es dinámica, ya que no es algo que comienza y termina, sino que se puede transmitir de generación en generación, se recrea constantemente.

Según este mismo autor, el patrimonio cultural intangible se ha revalorizado no sólo como fuente de diversidad, identidad, creatividad de los pueblos y como práctica y conocimiento de quienes lo portan, sino también como una construcción social.

Es en este mismo sentido que las áreas protegidas son una oportunidad para la permanencia del patrimonio cultural y natural de este pedacito de la Argentina.

 

Pedacitos de memorias. Instalaciones de la finca Mischango. Familia Losso.

 

La riqueza patrimonial de este pedazo de Catamarca está a la vista, acompaña el paisaje y a su gente en cada uno de los lugares en donde este cordón montañoso alberga un pueblito aquí y otro más allá.

 

El Manchao: el hechicero del alto guarda nuestra memoria

 

Se cree que la palabra “Ambato” proviene del dialecto kakan –la lengua de las comunidades Diaguitas que habitaron esta zona y del quechua “An-Huatu”, que significa “hechicero del alto. “Manchao”, se compone de la raíz “manch”: miedo, y “ao”: lugar. Es decir, el cerro Manchao: el punto más alto del cordón montañoso, el lugar del miedo. 

 

El Cerro El Manchao, de 4550 msnm, el más alto de de la cadena montañosa del Ambato, en la provincia de Catamarca. Su nombre significa “lugar de miedo“.

Hay quien dice que a los cerros se les pide permiso para escalarlos, para transitar sus senderos, ofrecer una plegaria, dejar una apacheta, mostrar respeto. El Manchao convoca a un misticismo particular. Tiene una impronta imponente, de laderas abruptas y rocas prominentes, y su cima, de 4.552 metros de altitud sobre el nivel del mar, está a veces teñida de blanco por las nevadas. 

Hay en esta imponencia múltiples historias que se tejen en la memoria de los pueblos. El diálogo de saberes y la sacralidad de la naturaleza en torno a lo que se percibe del lugar, cobra vida en imágenes y testimonios de los habitantes de estas tierras.

Estas historias permanecen, se reinventan y están ahí otorgándole sentido a lo que vemos.

 

Una vieja bodega a los pies del Manchao. Historia de una producción vitivinícola de las personas que llegaron a estas tierras.

 

Una canción que seguirá siendo cantada

 

Considerar el patrimonio cultural, apreciarlo en forma de canción, poema, leyenda o relato nos  conecta con lugares y personas. En este sentido, las áreas protegidas deben contemplar estas expresiones para que puedan perdurar no solo los bienes naturales y sus maravillas, sino también las identidades de las comunidades que viven allí.

Andando por esos caminos “que bajan y se pierden”, tal vez logremos percibir e integrar esa historia que está ahí, al alcance de todas las personas, y que forma parte de nuestro patrimonio. Es que la memoria y la identidad se construyen haciendo ese doble ejercicio, mirar hacia atrás y hacer permanecer. La conservación implica todo esto. 

Recuperar saberes sobre los valores de conservación: que incluyen la fauna, flora y cursos y cuencas de agua pura del lugar, sus habitantes, prácticas y costumbres. Y tener presentes las amenazas, entendido como todo aquello que van en detrimento de estos valores: como por ejemplo, prácticas extractivas como la minería a cielo abierto, que sabemos existen en este  territorio. 

Co-crear áreas protegidas, es una manera de mantener vivo ese legado cultural, honrar los orígenes, formas de vida y producciones actuales junto a la conservación de los bienes naturales.

 

——

Diana Belén
+ posts

Nació en Alta Gracia, Provincia de Córdoba. El profesora de educación primaria, y Licenciada en Educación por la Universidad Nacional de Córdoba. Es estudiante de la Tecnicatura Universitaria en Guardaparque (UPC). Trabajó como docente en escuelas primarias, y en distintos espacios de educación popular. Pertenece al equipo de investigación en el Centro de Investigaciones María Seleme de Burnichon de la CIFFYH - UNC.

Forma parte del equipo que trabaja en el proyecto de la futura área nacional protegida Sierras de Ambato. 

Sus intereses formativos se asientan en relación a la pedagogía y la conservación.