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Tras los rastros del tapetí: una expedición en busca de la biodiversidad de Ansenuza

Acompañanos en nuestra aventura de descubrir y registrar especies, para conocer y re-conocer esos paisajes tan diversos e increíbles de Córdoba.

El tapetí (Sylvilagus brasiliensis), un pariente cercano del conejo, es muy difícil de ver.  Una esperanza de que este y otros mamíferos pueden sobrevivir en una región caracterizada por la fragmentación del hábitat y la rápida deforestación.

 

Esa mañana de marzo, el equipo del Proyecto Ansenuza de Natura Argentina estaba listo a las 7:08 am para salir. Cintos de seguridad ok, mochilas ok, elementos de acampe ok, y por supuesto, nuestro fiel compañero: el equipo de mate.

El norte cordobés, coronado por zigzagueantes quebrachales, nos escoltaba por el camino de tierra para darnos una gran sorpresa que no esperábamos. Aunque un miembro del equipo ya había confesado tener un presentimiento.

Estábamos trabajando en una investigación y relevamiento de mamíferos, en diferentes puntos alrededor del Parque Nacional y Reserva Nacional Ansenuza, como también en la Reserva de Usos Múltiples de la provincia de Córdoba.

Recorriendo el bosque chaqueño cordobés con nuestro fiel compañero: el equipo de mate.

El objetivo de este viaje era retirar un grupo de cámaras trampas que habían sido colocadas allí el año anterior, para descubrir qué tipo de fauna protege nuestro hermoso bosque chaqueño cordobés. Estas cámaras son uno de los mejores dispositivos para estudiar mamíferos. Al captar movimiento frente a ellas, emiten un imperceptible pestañeo y ¡voilà!, en una pequeña tarjeta de memoria, queda guardado ese instante en una imagen digital. Estos dispositivos son super útiles e interesantes para quienes hacemos relevamientos de especies en los diferentes ambientes naturales que estudiamos, ya que pueden camuflarse y además, son menos invasivos en relación con otros métodos.

Las cámaras trampa son dispositivos útiles para relevar especies, ya que pueden camuflarse en diferentes ambientes y son un método poco invasivo.

Se terminaba un día de mucho calor y, aunque contábamos con un GPS que nos facilitaba ubicar el punto exacto donde estaba cada cámara, atravesar los arbustales y pastizales -con la particular característica que tiene el Bosque Chaqueño- nos tomó su tiempo y más de un rasguño.

Atardecer en el gran humedal de la laguna Mar Chiquita y bañados del Río Dulce.

El sol empezó a atenuar su brillo, y los colores rojizos y azulados del cielo se empezaron a difuminar: el monte se cierra y su oscuridad se empieza a tragar los pasos que quedan por detrás, nuestras voces se empiezan a callar y los sonidos nocturnos toman protagonismo. Contemplar este momento único, donde todos somos parte de lo mismo, es uno de los instantes más gratificantes de este trabajo.  Después de recuperar las últimas cámaras, era momento de regresar a descansar.

 

Un encuentro inesperado

Una vez de regreso a nuestro lugar de acampe, estratégicamente elegido bajo un algarrobo anciano para que su amplia copa protegiera nuestras carpas del rocío y la fresca brisa nocturna, decidimos empezar a organizar nuestra cena y a pesar de estar algo cansados, no quisimos esperar. Nos ganó la ansiedad y con mate en mano, prendimos las computadoras y empezamos a hacer una exploración fugaz por las miles de fotos que se habían guardado. Sabíamos que cuando regresáramos a la oficina esta labor sería más exhaustiva, precisa, y tomaría semanas (¡incluso meses!). 

Fue cuestión de minutos hasta empezar a mencionar el nombre de las especies que iban apareciendo.

¡Un zorro gris!, ¡mirá, la corzuela, qué lindos cuernos!, ¡un zorrino con su mamá!

Hasta ese momento todo era alegría y pasión por ver a los bichos libres y en su hábitat, simplemente siendo… Y, de repente… Una voz en tono afirmativo grita: ¡TAPETI!

Y seguidamente interroga, ¿Tapeti?… ¡Sí! Confirmó la voz del compañero a su lado, y todos corrimos a observar la foto que aparecía en la computadora. 

Ahí estaba este mamífero, cualquier inexperto lo habría confundido con un conejo común, pero nosotros éramos el Equipo Ansenuza, y sabíamos lo que ese registro significaba, era como un premio al esfuerzo del día, el equipo que no se podía ir a dormir sin descubrirlo.

Descubriendo al tapetí, una especie en peligro crítico.

 

Pero, ¿qué tiene de sorpresivo este registro? Volvamos unos años atrás…

Hasta el año 2017, este bonito conejo autóctono solo contaba con un registro documentado para la provincia de Córdoba, en el año 2000, aproximadamente. Una de las incógnitas era si seguía habitando los bosques cordobeses. Luego, con el uso de cámaras trampa en la región, se lograron dos nuevos registros para los años 2017 y 2018. Este grandioso hallazgo confirmaba que aún está habitando la zona y que, indudablemente, forma parte del grupo de los mamíferos cordobeses.

No alcanzamos a celebrar demasiado esa noche. Fue tan grande la emoción por confirmar su presencia que el equipo salió de nuevo a campo.

¡Sí, así como leen! Nos calzamos botas, polainas, campera y linterna en la frente, para nuevamente adentrarnos al oscuro monte cordobés, rumbo a la posición estricta donde había estado la cámara que había fotografiado al Tapeti. Para nuestra sorpresa, y como quien espera a un amigo con novedades en su casa, allí estaba el ejemplar de TAPETI.

¡Fa! ¡Qué suerte tuvimos!.

El tapetí es de hábitos nocturnos. Mide hasta 40 centímetros, y vive en ambientes de bosque y selva del norte del país.

 

Nuestras caras no reflejaban otra emoción más que la de sorpresa, ¿nos habrá estado esperando? Nunca lo sabremos, pero sí fue un excelente momento para volver a fotografiarlo, esta vez en vivo y en directo y no solo con nuestras cámaras digitales sino con nuestras propias pupilas. Una noche inolvidable para todo el equipo.

 

El tapetí, de hábitos nocturnos

El Tapetí, cuyo nombre científico es Sylvilagus brasiliensis, es un pequeño mamífero que mide de 26 a 40 centímetros de largo, con una cola de 1 a 3,5 centímetros. Tiene orejas y patas más cortas en relación con la liebre, una especie introducida similar. Pesan de 0,7 a 1,3 kg y tienen cabeza redondeada, ojos grandes y oscuros, y pelaje corto y denso de color pardo grisáceo jaspeado de negro. Detrás de los ojos, presentan una manchita clara, mientras que la garganta, el vientre y el interior de las patas son blancos.

Hasta ahora, solo se conocían observaciones eventuales del tapetí en Córdoba. Fotografía: Francisco Rebollo Paz.

Este fascinante animal vive en ambientes de bosques, selvas y montes chaqueños del norte del país. Es de hábitos solitarios y de actividad nocturna, y se mueve caminando o mediante saltitos por el suelo del bosque. Durante el día es difícil verlo, ya que duerme en huecos de troncos caídos y, cuando es sorprendido, permanece inmóvil y escondido en la vegetación debido a su carácter tímido. Su alimentación se basa en tallos, hojas y raíces.

 

En peligro crítico

El descubrimiento de esta especie en el humedal de Ansenuza nos alerta sobre la importancia de contar con parches de bosques en buen estado de conservación, conectados íntegramente, que permitan la continuidad de sus poblaciones, al igual que sucede con muchas otras especies de mamíferos.

Es importante mencionar que la clasificación taxonómica de esta especie es un enigma para muchos investigadores. Se está estudiando si el Tapetí no será, en realidad, un complejo de más especies, similares y muy emparentadas entre sí. Además, hay escasos conocimientos sobre sus hábitos y comportamiento, lo que hace de su estudio un desafío apasionante para los científicos.

En cuanto a su conservación, a nivel nacional no está considerada amenazada (Res. 316/2021). Sin embargo, en la provincia de Córdoba, el Tapetí se encuentra en peligro crítico según la última categorización del estado de conservación de los mamíferos (Res. 334/2019 de la Secretaría de Ambiente). Esto se debe a las amenazas que enfrenta, como la pérdida de hábitat, la depredación por perros, el atropellamiento en rutas, la caza directa ilegal y el impacto de las especies exóticas invasoras, como la liebre, con la que compite.

“El equipo de Natura Argentina se siente orgulloso y emocionado por este descubrimiento. Nuestro trabajo de investigación y relevamiento de mamíferos nos ha permitido conocer y valorar la riqueza natural de la región, y cada hallazgo nos motiva a seguir trabajando en la conservación de estas especies y sus hábitats”.

El descubrimiento de nuevos lugares donde habita esta especie en el humedal de Ansenuza es un hito importante para la conservación y el conocimiento de la biodiversidad en la región. El trabajo realizado por el equipo del Proyecto Ansenuza de Natura Argentina, en colaboración con la Administración de Parques Nacionales y la Secretaría de Ambiente de Córdoba, ha permitido obtener valiosa información sobre la presencia y distribución del Tapetí en el área.

La utilización de cámaras trampa ha sido fundamental para el estudio de esta especie y de otros mamíferos en los diferentes ambientes naturales. Estos dispositivos son menos invasivos y permiten captar imágenes de los animales en su hábitat, brindando datos precisos sobre su comportamiento y movimientos. Gracias a las cámaras trampa, se ha podido documentar la presencia del Tapetí en varias ocasiones, lo que confirma su persistencia en los bosques cordobeses.

Este descubrimiento no solo representa un logro científico, sino también una llamada de atención sobre la importancia de conservar y proteger los bosques y humedales de la región. El Tapetí es solo una de las muchas especies que dependen de estos ecosistemas para su supervivencia. Su presencia nos recuerda la necesidad de mantener los hábitats naturales y garantizar la conectividad entre ellos, para asegurar la continuidad de las poblaciones de mamíferos y preservar la diversidad biológica de la provincia.

 

Equipo Natura Argentina
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